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Los desafíos del cultivo orgánico del Pinot Noir chileno

A la hora de producir un Pinot Noir chileno con características únicas, en Viña Cono Sur hemos desarrollado un sistema de cultivo y producción basado en la sustentabilidad e innovación y, aunque los años y la experiencia nos han permitido generar vinos de calidad internacional, aún quedan desafíos por delante.

A nivel nacional, la producción orgánica ha tenido un incremento significativo durante los últimos años. Según el informe «Agricultura orgánica: oportunidades y desafíos« -elaborado por el ministerio de Agricultura-, la superficie orgánica certificada en 2017 fue de 174.667 hectáreas, lo que representa un incremento de 32% respecto a 2016.

El mismo estudio evidencia que la superficie orgánica destinada a uva vinífera pasó de 3.063 ha en 2016 a 4.446 ha en 2017, es decir, un aumento del 45%. En Viña Cono Sur contamos con más de 300 hectáreas para la producción orgánica -poco menos del 10% del total nacional- y, pese a que la experiencia nos ha permitido realizar importantes mejoras, aún hay importantes desafíos pendientes, principalmente cuando hablamos de la variedad Pinot Noir.

  • Dificultad para encontrar zonas frías. El clima fresco y seco de los valles de San Antonio y Casablanca -los mejores para la producción del Pinot Noir chileno – es algo único, dando cuenta de la complejidad para dar con ambientes similares para la producción orgánica de esta cepa.
  • Sensibilidad a los nemátodos. El Pinot Noir es una cepa que puede verse afectada por estos pequeños gusanos, especialmente a la hora de realizar injertos. Si bien el cultivo orgánico mitiga el ataque de esta plaga, sigue siendo un gran riesgo para la planta.
  • En zonas cálidas, la variedad pierde su acidez. Algo estrechamente relacionado con el primer punto, ya que el Pinot Noir chileno precisa de condiciones específicas: suelos profundos y clima templado y seco.
  • Sensibilidad ante el oídio. El Pinot Noir no tiene buena resistencia ante esta enfermedad de las plantas, también conocida como blanquilla o cenicilla. El cultivo orgánico entrega una diversidad de hongos que compiten entre sí y mitigan el ataque del oídio.
  • Sensibilidad al botrytis. En uvas con racimos muy compactos – como el Pinot Noir -, este hongo puede causar estragos, especialmente en años fríos y húmedos, por lo que adquieren especial importancia las labores culturales (como manejo de la canopia, poda y deshoje) para evitar aglomeraciones y micro clima adverso a la sanidad de las uvas.
  • Sensibilidad a la deshidratación y exposición al sol. Nuevamente las condiciones climáticas que requiere esta cepa aparecen como uno de los grandes desafíos para su cultivo orgánico.
  • No resiste la helada. El Pinot Noir es particularmente sensible a las heladas.

Como podemos apreciar, aún hay bastantes desafíos en lo que a la producción orgánica del Pinot Noir chileno se refiere. Sin embargo, en Viña Cono Sur estamos permanentemente innovando para optimizar la manera en que elaboramos nuestra cepa estrella, gracias a la cual hoy nos posicionamos como una de las marcas de vino más admiradas del mundo.

Gracias al avance que el país ha tenido en materia de cultivos orgánicos, es posible generar un tinto de calidad internacional. De hecho, según el informe elaborado por el ministerio de Agricultura, durante 2017 se exportaron 670.000 litros de Pinot Noir chileno orgánico con denominación de origen, ocupando el quinto lugar en la lista que encabezan el Cabernet Sauvignon orgánico y el Sauvignon Blanc orgánico.