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¿Por qué hay sulfitos en el vino?

Los sulfitos (anhídrido sulfuroso) son un tipo de preservantes muy usados en la producción de vinos gracias a que su composición química permite conservar atributos como el sabor y la frescura.  Además, los sulfitos ayudan a prevenir la oxidación y el crecimiento de microorganismos en el vino y otros alimentos.

Aunque su uso está ampliamente extendido – y algunos registros históricos sugieren que proviene de la antigua Roma – es común que haya dudas sobre qué tan segura es la presencia de sulfitos en el vino o qué efectos secundarios puede ocasionar en la salud.

Al respecto, la evidencia científica sugiere que los sulfitos pueden afectar más a algunas personas que a otrasen especial si hay hipersensibilidad o alergia.

Hablemos de esto a continuación.

¿Los sulfitos son peligrosos?

Primero, vale mencionar que los sulfitos no se encuentran solo en el vino sino también en otros alimentos, como los huevos, la comida fermentada, el té negro y el maní, de manera que si nunca hemos experimentado problemas de salud al ingerir alguno de ellos, lo más seguro es que los sulfitos en el vino no sean algo de lo que debamos preocuparnos.

Los especialistas subrayan que la mayoría de las personas puede consumir alimentos con sulfitos, como el vino, sin que esto suponga un riesgo para la salud. Esto no significa que los sulfitos sean inofensivos o una amenaza por sí solos, todo depende de la cantidad que se consuma.

No obstante, hay quienes sí deben tomar precauciones incluso al momento de ingerir pequeñas cantidades de sulfitos, como las que se encuentren en el vino:

  • Las personas que sufren de asma.
  • Todo aquel que haya sido diagnosticado con sensibilidad o intolerancia a los sulfitos.
  • Quienes normalmente sienten dolores de cabeza luego de tomar vino.
  • Cualquier persona que presente reacciones alérgicas por el consumo de vino, lo que podría incluir dolores de estómago, hinchazón y urticaria.

¿Cómo saber si el vino que compro tiene sulfitos? 

Si deseamos confirmar o descartar la presencia de ellos podemos intentarlo revisando el etiquetado, sin embargo, los productores no están obligados a incorporar la información relativa a la concentración de sulfitos cuando estos se encuentran por debajo de un cierto nivel legal.

En Chile, la regulación exige que los fabricantes detallen información obligatoria en el etiquetado del vino, la cual incluye:

  • Denominación o naturaleza del producto.
  • Graduación alcohoólica en grados Gay Lussac.
  • Nombre y domicilio del envasador.
  • Identificación de la variedad o mezcla de variedad.
  • País de origen y nombre y domicilio del importador.
  • En el caso de productos exportados, deberá decir «Envasado en Chile» o «Embotellado en Chile».

Según la normativa, cualquier vino que contenga una dosis superior a 10 mg/L debe especificar en el etiquetado «contiene sulfitos». Hoy día, la dosis máxima permitida es de 150 mg/L para el vino tinto y 200 mg/L para el vino blanco.

Vinos orgánicos sin sulfitos

El vino orgánico, no permiten la incorporación en su producción de sulfitos sintéticos. Tanto la regulación europea como estadounidense poseen consideraciones específicas que permiten una producción libre de este compuesto y, que además, aseguran al consumidor productos de estandarizados y normados.

Generalmente, la mayoría de los productores de vino tradicional prefieren utilizar cantidades por debajo del máximo permitido, no solo para disminuir la preocupación de los consumidores sobre posibles alergias y problemas de salud, sino también porque los vinos con altas dosis de anhídrido sulfuroso pueden generar una sensación abrasiva en el paladar.

En resumen, los sulfitos en el vino están ahí para su conservación y no son dañinos.