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Temperatura para servir y degustar el vino: ¿son la misma?

Cuando se trata de la temperatura ideal para beber un vino, muchos creen en la antigua regla de que los tintos deben mantenerse a temperatura ambiente, mientras que los blancos tienen que estar helados.

Si bien es un buen punto de partida, es importante entender que temperatura de servicio y de degustación no son lo mismo, algo clave para disfrutar un buen vino de forma correcta.

Degustación: aprendiendo a disfrutar las cualidades del buen vino

Degustar un vino tiende a ser una experiencia más inmersiva que el consumo casual. Es un ritual en el que buscamos identificar los detalles que hacen a cada botella diferente, algo para lo que es necesario considerar las tres fases de toda degustación: visual, olfativa y gustativa.

Para la primera, debemos tener una buena fuente de luz que nos permita observar el color y la opacidad del lí­quido para determinar su cuerpo y edad.

Para la fase olfativa, es recomendable estar en un sitio en el que no confluyan otros olores que puedan confundir los aromas primarios, secundarios y terciarios del vino. En este punto comenzamos a percibir el rol que juega la temperatura en la experiencia, dado que este factor afecta el aroma del vino.

También es uno de los factores claves para la fase gustativa, donde es necesario apreciar elementos específicos como la acidez, dulzura o amargura y las diversas notas frutales o herbales que puede contener el vino.

Temperatura: un aspecto a considerar al beber una copa de vino

Es importante señalar que la temperatura de servicio y degustación del vino no son las mismas, un vino siempre deberá servirse ligeramente más frío que su temperatura de degustación ideal, esto considerando que la manipulación de la copa y el tiempo que toma beberla aumentará su calor de forma gradual.

Al respecto, los expertos recomiendan que, al degustar un vino, la temperatura no supere los 19 °C -pues se incrementa la presencia de alcohol- ni baje de los 4 °C, ya que esto impide notar los matices del producto.

Temperatura ideal del vino blanco

En el caso del vino blanco ligero -como el Muscadet, Pinot Grigio o el Sauvignon Blanc, siempre deberán servirse entre 7 y 10°C; mientras que aquellos con más cuerpo -como el Fuma Blanc- alcanzan su máxima expresión entre 10 a 13°C.

Estas temperaturas más bien bajas ayudan a resaltar la frescura y la acidez que caracteriza a los vinos blancos.

Temperatura ideal del vino tinto

Por su parte, el vino tinto suele servirse algo más cálido que el blanco y por buena razón, ya que servirlo a una temperatura más elevada ayuda a destacar su perfil aromático frutado.

Para los tintos reserva y gran reserva, es ideal servirlos entre 15 a 17 °C, mientras que los de cuerpo medio y ligeros -como el Pinot Noir- realzan sus cualidades entre los 13 y 15 °C.

El mundo de los vinos es sumamente amplio, y cada variedad presenta características únicas que resaltan al servirlo y degustarlo a la temperatura correcta.  

Ya sea que quieras disfrutar de un buen Pinot Noir o un refrescante Sauvignon Blanc, al servirlo a la temperatura adecuada podrás apreciar todos los detalles y cualidades de cada variedad de vino, lo que se traduce en una experiencia única.